Desde su debut en el Le Mans, en la segunda división francesa, la carrera de ‘El Negro de Ébano’ ha sido fulgurante. Didier dejó el anonimato en el año 2003, cuando con 25 años firmó por el Olympique de Marsella y anotó su primer tanto con la selección de Costa de Marfil. Una temporada después se consolidó como goleador: fue el máximo anotador de su equipo, llegó a la final de la Copa de la UEFA –cuya final perdió 2-0 ante el Valencia de Benítez– y fichó por el Chelsea.
Aquel traspaso cambió su vida, pues en Stamford Bridge el marfileño levantó tres Premier League, cuatro FA Cup y una Champions League que coronó su carrera como ‘blue’. Drogba no pudo despedirse mejor del club de sus amores. Empató la final de Múnich al Bayern en el último suspiro y anotó la pena máxima decisiva de la tanda de penaltis. La generación dorada del Chelsea alzaba al fin el título que tantos años persiguió.
Drogba lideró a sus equipos en la victoria, pero su gran triunfo fue abanderar el camino de su país hacia la paz. Costa de Marfil se desangraba en una cruenta guerra civil mientras su Selección se jugaba por primera vez en su historia el pase a una Copa del Mundo. ‘Los Elefantes’ ganaron 0-3 a Sudán y lograron lo que años atrás parecía impensable.
Sin embargo, esa no fue la mayor hazaña de aquel plantel. Al acabar el partido, el equipo entero, encabezado por Drogba, grabó un vídeo donde pidieron, de rodillas, un alto el fuego. “Ciudadanos del norte, del sur, del este y el oeste: pedimos de rodillas que se perdonen los unos a los otros. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Abandonen las armas y organicen unas elecciones libres”, reclamaron los futbolistas costamarfileños. La llamada a la paz surtió efecto y los líderes que se disputaban el poder en Costa de Marfil finalizaron el conflicto.
‘El Elefante’ siguió predicando la paz en su país. Después del Mundial, Didier propuso jugar un partido de clasificación a la Copa de África en Boaké, la ciudad más grande de Costa de Marfil, la cual aglutina a multitud de grupos rebeldes. El encuentro se disputó ante más de 35.000 costamarfileños que presenciaron la victoria de su equipo contra Madagascar. Y, lo más importante, los cabecillas del sur y del norte acudieron juntos al palco dejando una imagen para el recuerdo.
Ese mismo año –2007–, Naciones Unidas designó a Drogba ‘Embajador de Buena Voluntad’. El ariete, que hoy cumple 36 años, se ganó un nombre en la historia del fútbol a base de goles. En cambio, su leyenda se forjó fuera del terreno de juego.