En un lugar de la Mancha...

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Hoy se cumple un lustro de la consecución de la tercera EHF Champions League de aquel equipo de ensueño, que conquistó los pabellones que dejaba a su paso y que le situó en la cresta de la ola, surfeando entre los mejores. Aquella final europea ante el Kiel alemán se recordará como la madre de todas las batallas. El bloque dirigido por Talant Dujshebaev tuvo que remontar los cincos tantos de diferencia que le endosó el equipo germano en el primer capítulo de la eliminatoria. La épica de las novelas de caballerías se narró esta vez en la pista del Quijote Arena. Sobre el parqué del recinto ciudadrealeño, José Javier Hombrados alzaba, enérgico, un trofeo que suponía la tercera punta de la corona del equipo manchego en la máxima competición continental.


Aquella temporada el BM Ciudad Real también hacía hueco en sus vitrinas a su cuarto título de Liga Asobal, el tercero de forma consecutiva. Sin embargo, el caudaloso río de éxitos por el que navegaba por entonces el club de referencia dentro y fuera de la península no tardaría en desembocar en un mar contaminado por la inviabilidad económica e institucional. A pesar de pintar la fachada de rojiblanco en la temporada 2011/12, haciéndose cargo el Atlético de Madrid de sus derechos federativos, las humedades de las deudas y la falta de patrocinadores volvieron a aparecer, dejando sin aliento a aquel que había respirado el éxito en mayúsculas.


El cambio de centuria trajo consigo la reconversión de una entidad que echó un último vistazo al prólogo de sus primeros diez años de historia antes de comenzar a escribir un texto de leyenda. Cuando puso el punto y final a su relato se dio cuenta de que no había sido una locura, sólo que le habían despertado de un sueño que se hizo demasiado corto.